jueves, septiembre 06, 2007

Despues... usted no se queje


Siempre reclamé que las marchas y protestas (de las cuales no soy muy afín), eran demasiado sectoriales y no producían el efecto esperado: claro, teníamos problemas con el Crédito Fiscal por ejemplo y reclamábamos los estudiantes no más, siendo que es un tema que afecta a las familias también. Si subían las bencinas y marchaban los choferes, los estudiantes no pescábamos, sin darnos cuenta que también nos afecta. Bueno, a modo de ejemplo, pues hay muchas áreas donde aún no se alcanzan los resultados necesarios para entregar una vida más digna a muchos chilenos: la salud, la educación, vivienda, en justicia, en fin, pese al innegable avance con respecto a esos años que es mejor no recordar. Pero siempre se marchaba por los intereses del grupo específico. Pero ahora, para este 29, se llamaba a varios grupos sociales, y de veras que yo encontraba como lo más rescatable eso, que se unieran distintos intereses. Aunque, creo que no es la manera, por último se mostraría la disconformidad con el sistema. ("No al neoliberalismo" era más o menos la consigna) Y al final, de ser un gran movimiento social, no pasó de ser una muestra de la apatía ciudadana, del lumpen violento, de los líderes sin poder de convocatoria ni responsabilidad social. Unos pocos dirigentes, incapaces de verse a sí mismos y su falta de liderazgo, adherentes entregados a su suerte, y un montón de delincuentes destrozando todo lo que no se podían robar. Por la televisión se mostró la cantidad de gente convocada: un número ridículo en comparación a lo que se esperaba, y al epíteto de triunfo con el que calificó Martínez la jornada.

¿Porqué tan poca gente? Saben, creo que como pueblo, no somos más; ya nos gustó el sistema, nos gustó el dinero plástico, los celulares, las marcas, el status, la comida rápida, los patios de comida, el salvesequienpueda; se instaló el quemeimportismo. ¿La solidaridad? A la mierda, unas lucas para la Teletón y estamos dados. Qué nos importa el dolor ajeno, las colas interminables en los consultorios, la gente abrumada de deudas; que existan familias viviendo en cajas de fósforo que algún desgraciado llamó casas...Nos gustó la tontera instalada en los medios, la mierda cubierta con papel plateado. Después: usted no se queje.


Fernando Cortés, Estudiante de Derecho UA